viernes, 22 de enero de 2010

Ahora mírame cabizbajo,
buscando en el asfalto
todo lo que he perdido
del endemoniado cielo.

Cómo quisiera tener el valor
para tomarte entre mis manos
y desmentirte, pobre diablo,
para decirte que sólo entre
mis brazos puede sonreir.

Pero ella fue la manzana de la discordía;
entre tú y estos celos que consumen,
como bomba atomica, mi corazón.

Espero la casualidad de encontrarte
para escupir en tu cara las noches,
las mañanas y las tardes en las que,
todo en la vida, era yo para ella.

Sólo esta misería, esta botella
y este cenicero con colillas me quedan
de su recuerdo.

Espero puedas esconderte, pobre diablo,
porque al verte, finiquitaré tu ilusión,
con el poder de mis brazos pacifistas.

No te metas con mi amor,
que sólo por ella me ganaría
una condena ante los ojos de dios.

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